Dejé muy poco a la imaginación,
abrí mi boca descaradamente,
sin cara detrás, una boca esgrimiendo
palabras y palabras aferradas
a una valva para mí no revelada.
Por la distinta iluminación
(entre acto y acto fui perdido)
intuyo que también hice abuso del aire
y lo que era una virtud para hincharse
rechoncho de silencios
lo estallé con alfileres
del costurero de mis ojos.
El domingo, paseando por la feria,
entre higos y castañas, orejones y demás
abrillantadas frutas secas
encontré mi corazón
tan parecido al de las nueces.
martes, 12 de noviembre de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario