viernes, 11 de mayo de 2018

Una carga de mierda - John Berger

En uno de sus libros, Milan Kundera desecha la idea de Dios porque, en su opinión, ningún dios podría haber concebido una forma de vida en la que fuera necesario cagar. El modo en que enuncia este argumento lleva a pensar que no se trata tan sólo de una broma. Kundera expresa una profunda afrenta, una afrenta típicamente elitista. Transforma la repugnancia natural en shock moral, un ejercicio muy caro a las élites. El coraje, por ejemplo, es una virtud por todos admirada, pero sólo las élites condenan la cobardía como una bajeza. Los desposeídos saben perfectamente que en determinadas circunstancias todos somos capaces de ser cobardes.

La semana pasada cargué y enterré la mierda de todo el año. La mierda de mi familia y de los amigos que nos visitan. Hay que hacerlo una vez por año y mayo es el momento oportuno. Antes de mayo, se corre el riesgo de que esté congelada y más tarde llegan las moscas. Hay muchas moscas en verano a causa del ganado. Un hombre, hablándome de su soledad, me dijo no hace mucho: “El invierno pasado llegué a echar de menos las moscas”.
Primero cavo un foso en la tierra del tamaño de una tumba, pero no tan profundo. Los bordes deben ser firmes para que la carretilla no se deslice cuando la inclino para descargarla. Estando parado allí en el foso, se acerca Mick, el perro de mi vecino. Lo conozco desde que era cachorro, pero nunca me ha visto así, frente a él, más bajo que un enano. Su sentido de la proporción se perturba y comienza a ladrar.
No importa con cuánta calma comience la tarea de cargar la mierda junto a la casa, transportarla en la carretilla y descargarla en el foso: fatalmente llega el momento en que comienza a brotar en mí una especie de ira. ¿Contra qué o contra quién? Creo que se trata de una ira atávica. En todas las lenguas “¡Mierda!” es una maldición que expresa exasperación. Algo de lo que uno quiere liberarse. Los gatos esconden la suya, cubriéndola con tierra con una de sus patas. Los hombres maldicen por la suya. Nombrar eso que junto con la pala, finalmente, me provoca una ira irracional. ¡Mierda!

Si de mierda se trata, la bosta de vaca y de caballo es relativamente más agradable. Puede inclusive provocar nostalgia. Huele a grano fermentado y hay un rastro lejano de heno y hierba en su olor. La mierda de las gallinas es desagradable e irrita la garganta por la cantidad de amoníaco que contiene.
Mientras se limpia un gallinero hay que salir de vez en cuando a tomar un poco de aire fresco. El olor del excremento de los cerdos y de los hombres, sin embargo, es el peor porque el hombre y el cerdo son animales carnívoros y su apetito es indiscriminado. Tiene un resabio dulce, nauseabundo de podredumbre. Hay un rastro lejano de muerte.
Mientras cargo la pala, me vienen a la mente imágenes del Paraíso. No de ángeles ni trompetas celestiales, sino de jardines amurallados, una fuente de agua pura, los colores frescos de las flores, una tela blanca inmaculada extendida sobre la hierba, ambrosía. El sueño de la pureza y la frescura nació de la omnipresencia del estiércol y el polvo. Esta polaridad es, sin duda, una de las más profundas de la imaginación humana, vinculada íntimamente a la idea del hogar como refugio –refugio contra muchas cosas, incluida la suciedad–.

En el mundo de la higiene moderna, la pureza se ha convertido en un término puramente metafórico o moralista. Carece de toda realidad sensual. En los hogares pobres de Turquía, en cambio, el primer gesto de hospitalidad consiste en ofrecer agua de colonia de limón para que el viajero se refresque las manos, los brazos, el cuello, el rostro. Este gesto me recuerda un proverbio turco sobre los elitistas: “Se cree un ramito de perejil en medio de la mierda del mundo”.
La mierda cae deslizándose de la carretilla, cuando se la vuelca con un peso muerto. El hedor dulce acicatea, irrita con su teleología. El olor a podredumbre y de allí al olor a putrefacción, a corrupción. El olor a muerte, sin duda. No conduce, sin embargo, a la vergüenza ni al pecado ni al mal, tal como el puritanismo con su desprecio por el cuerpo ha tratado de demostrar. Sus colores son el dorado bruñido, el marrón oscuro, el negro: los colores del cuadro de Rembrandt de Alejandro el Grande con su yelmo.
Mi hijo Yves me cuenta una historia que ha escuchado en la escuela del pueblo:
Es otoño en la huerta. Una manzana rosada cae sobre la hierba, junto a una bosta de vaca. Amistosa y gentil, la bosta de vaca le dice a la manzana: “Buenos días, Madame La Pomme, ¿cómo está usted?”
La manzana ignora el comentario porque considera que la conversación es ajena a su dignidad.
“¿Buen tiempo, no cree, Madame La Pomme?”
Silencio.
“Verá que la hierba es aquí muy dulce, Madame La Pomme.”
Silencio, otra vez.
En ese momento, un hombre atraviesa la huerta, ve la manzana rosada y se agacha a recogerla. Mientras el hombre muerde la manzana, la bosta de vaca no se puede contener y dice: “¡Nos vemos pronto, Madame La Pomme!”
La mierda aparece en chistes tan universales porque nos recuerda, de modo ineludible, nuestra dualidad, nuestra naturaleza sucia y nuestro deseo de gloria. Es la última lèse majesté.

Mientras descargo la tercera carretilla de mierda, canta un pinzón en uno de los ciruelos. Nadie sabe muy bien por qué los pájaros cantan tanto. Lo único cierto es que no cantan para engañarse a sí mismos ni para engañar a los demás. Cantan para anunciarse tales como son. Comparada con la transparencia del canto de un pájaro, nuestra habla es opaca porque se ve obligada a buscar la verdad en lugar de actuarla.
Pienso en la gente cuya mierda transporto. Tantas personas diferentes. La mierda es lo que queda atrás, indiferenciado: el desecho de la energía recibida y consumida. La energía tiene miles de formas, pero para nosotros, humanos, con nuestra mierda humana, toda energía es en parte verbal. Hablo conmigo mismo mientras levanto la pala, prudentemente, para que no caiga demasiado al suelo. El mal no deriva de la materia que se descompone, sino de la capacidad humana de persuadirse a uno mismo.
La imagen del buen salvaje del siglo XVIII era miope. Confundía un ancestro distante con los animales que ese hombre cazaba. Todos los animales viven conforme a las leyes de su especie. No conocen la piedad (aunque conocen el duelo), pero nunca son perversos. Es por ello que los cazadores creen que algunos animales son naturalmente nobles y poseen una gracia espiritual que armoniza con su gracia física. No es el caso del hombre.
No existe el mal en la naturaleza que nos rodea. Es necesario repetirlo una y otra vez, porque una de las formas humanas de persuadirse a cometer actos inhumanos consiste en tomar como ejemplo la supuesta crueldad de la naturaleza.
El cuclillo recién empollado, todavía ciego y sin plumas, tiene un hueco especial, como un hoyuelo en su lomo, para cargar a los otros pichones, uno por uno, hacia afuera del nido. La crueldad es el resultado de persuadirse a uno mismo a la imposición del dolor o a la ignorancia consciente del dolor ya infligido. El cuclillo no se persuade de nada. Tampoco el lobo.
La historia de la Tentación con la otra manzana (ya no Madame La Pomme) está bien contada. “… la serpiente dijo a la mujer, Tú, de seguro, no morirás.” La mujer no ha comido aún la manzana y, sin embargo, las palabras de la serpiente son la primera mentira o el primer juego de palabras vacías. (¡Mierda! Se me ha caído media palada.) La máscara inocente del mal.
“Una cierta fraseología es inevitable –dijo George Orwell– si se quiere nombrar las cosas sin apelar a las imágenes mentales de las cosas.”

La despreocupación con que cagan las vacas es quizá parte de la placidez y la paciencia que ha llevado a muchas culturas a considerarlas animales sagrados.
El mal aborrece todo aquello que ha sido creado físicamente. La primera manifestación de ese odio consiste en separar el orden de las palabras del orden de aquello que denotan. ¡Oh Hansard!
Mick, el perro, me sigue mientras llevo la carretilla hasta el foso. “¡No más ovejas!”, le digo. La primavera pasada, junto con otro perro, mató tres ovejas. Mick baja la cola. Después de haber matado lo encadenaron durante tres meses. El tono un tanto sarcástico de mi voz, la palabra “oveja”, y el recuerdo de la cadena lo hacen recular un poco. Pero mentalmente no nombra la sangre derramada con otro nombre, y me mira fijo a los ojos.

No muy lejos de donde cavé el foso, florece un lilo. Ha de haber cambiado el viento y ahora sopla desde el sur, porque siento el aroma del lilo a través de la mierda. Huele a menta mezclada con mucha miel.
El perfume me devuelve a mi primera infancia, al primer jardín que conocí, y de pronto, desde aquel tiempo tan lejano, vuelven ambos olores, desde mucho antes que el lilo o la mierda tuvieran nombre para mí.

martes, 18 de abril de 2017

Inmortalia ne speres - Pascal Quignard

"Inmortalia ne speres
No esperar en lo más mínimo cosas inmortales
ése es el consejo que da el momento,
lo días, las temporadas, el año. La primavera
repara los árboles después del invierno. A nosotros, los hombres,
una vez que bajamos donde están los antiguos reyes de Roma
ya nadie viene a buscarnos bajo la tierra y
ya no volveremos a brotar.
Incluso Tulio, incluso Anco, incluso Orfeo: nadie nos espera
mezclados con la arena de la orilla.
Que haya habido, en alguna parte, manes y un reino
donde ellas pudieran ir,
que haya habido un mundo oscuro y viviente bajo las hierbas y los campos,
que en el fondo de la negrura se viera surgir la pértiga de Caronte entre los juncos,
sus muslos blancos,
la barca,
que esa única barca fuera suficiente para trasladar tantos miles de muertos,
que la proa de la barca fuera y volviera sin cesar
de la orilla de este mundo a la otra orilla del otro mundo,
ni siquiera los niños lo siguen creyendo.
Esto decía Juvenal en II 149."

Pascal Quignard, La barca silenciosa, Último Reino VI, trad. Margarita Martínez

viernes, 17 de febrero de 2017

No te conviertas en ti mismo - Pascal Quignard (La barca silenciosa, 2009)

Píndaro ha escrito, en su segunda Pítica: Genoi autos essi mathôn. Conviértete en lo que eres. No, no te conviertas en lo que eres. Lo que individualiza es el nombre propio, es decir el lenguaje donde este nombre toma lugar, es decir, el control social a través de la voz interiorizada, es decir la servidumbre sin fin. No te conviertas en el esclavo de los tuyos por el patronímico que te dieron en esa lengua colectiva que te enseñaron. Si no actúas así, el nombre que te han dado tomará el lugar de tu carne.

No te conviertas en autos. No te conviertas en el mismo que ti mismo. No te conviertas en un idem. Porque el idem no es ipse. No te conviertas en ti mismo, conviértete en cambio en el sí mismo, en el self, el sui, el objeto sagrado íntimo, la parte incomunicable, el tiempo de antaño.
El egoísmo quizás sea un proyecto irrealizable para los humanos que hablan. En las decisiones que tomamos, nos perjudicamos a nosotros mismos como esas aves rapaces que quiebran los huevos de su nido. ¿De qué vale la fórmula "cada uno para sí", si cada uno se odia? La interioridad está inventada por la voz de la madre antes de estar habitada, mucho más tarde, por las voces de todos. Pero la voz que sería "personal", a ésa nadie la escucha. El fondo del cuerpo en verdad no conoce la interioridad.
No te conviertas en lo que eres. No te conviertas en autos. No te conviertas en idem. No busques ser diferente de los otros porque las ganas de ser diferente de los otros es el mundo. Es adaptarse a los usos del mayor número de gente y de los rivales. Hacerse el interesante es tener ganas de ser identificado. No te hagas el interesante. No te identifiques con nada. No te conviertas en idéntico a ti mismo. No vayas hacia ti. Porque nadie ha llegado verdaderamente a lo más impulsivo del ritmo interno que lo domina, a lo más autónomo de lo que vive en su vida, porque todos somos niños. Somos todos, hombres o mujeres, derivados de mujeres. Ellas fueron nuestra casa. Todos somos fascinados, imitadores, enseñados, ladrones. Todo el lenguaje en nosotros, al no ser de raíz, al ser robado, es el de un mentiroso. Estamos sin carozo. La neotenia quiere decir lo siguiente: somos animales sin instinto. Que la lengua nacional ya se ha adquirido quiere decir: se ha adquirido todo lo que nos permite diferenciarnos. Lejos hacia atrás de los dos reinos, nuestra "sustancia" no puede ser muy diferente de las aberturas erógenas y de los inacabamientos temporales. Agujeros, boca, ojos, ano, orejas, fosas nasales, todo humano está alcanzado en el punto de la animalidad de la que se querría desprender. Tchuang-tzu dijo que todas las aberturas son puntos de inacabamiento. Tchuang-tzu escribió: "Los hombres proyectan sus nueve orificios sobre la tierra y en el cielo".

Pascal Quignard, La barca silenciosa, No te conviertas en ti mismo, Ed. el cuenco de plata, 2009.

viernes, 19 de junio de 2015

La Retirada

No quedan incendiadas aves flameando sobre mi cabeza: que el cielo no guarde ni un atisbo me apena más que el final de la guerra. Y hablo de la cabeza mía ya que todas las celadas desaparecieron con la retirada, mañana la lluvia se llevará los cascos, los botones del sudario, las astillas encarnadas en el barro, la música que bramaba de los cardinales. Desde esta torre solía ver el mundo. Ahora el párpado del mundo tiembla contraído en el horizonte. Cada muñón reventado como una fruta, cada grito, cada mano elegida por el sable, cada hueso hirviendo entre las napas formará una lámina tras otra en el nuevo cielo.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Test - Nicanor Parra


Qué es un antipoeta:
Un comerciante en urnas y ataúdes?
Un sacerdote que no cree en nada?
Un general que duda de sí mismo?
Un vagabundo que se ríe de todo
Hasta de la vejez y de la muerte?
Un interlocutor de mal carácter?
Un bailarín al borde del abismo?
Un narciso que ama a todo el mundo?
Un bromista sangriento
Deliberadamente miserable
Un poeta que duerme en una silla?
Un alquimista de los tiempos modernos?
Un revolucionario de bolsillo?
Un pequeño burgués?
Un charlatán?
                            un dios?
                                                un inocente?
Un aldeano de Santiago de Chile?
Subraye la frase que considere correcta.

Qué es la antipoesía:
Un temporal en una taza de té?
Una mancha de nieve en una roca?
Un azafate lleno de excrementos humanos
Como lo cree el padre Salvatierra?
Un espejo que dice la verdad?
Un bofetón al rostro
Del Presidente de la Sociedad de Escritores?
(Dios lo tenga en su santo reino)
Una advertencia a los poetas jóvenes?
Un ataúd a chorro?
Un ataúd a fuerza centrífuga?
Un ataúd a gas de parafina?
Una capilla ardiente sin difunto?

Marque con una cruz
La definición que considere correcta.

El último brindis - Nicanor Parra

Lo queramos o no
Sólo tenemos tres alternativas:
El ayer, el presente y el mañana.

Y ni siquiera tres
Porque como dice el filósofo
El ayer es ayer
Nos pertenece sólo en el recuerdo:
A la rosa que ya se deshojó
No se le puede sacar otro pétalo.

Las cartas por jugar
Son solamente dos:
El presente y el día de mañana.

Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...,
                        como la juventud.

En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.

viernes, 23 de mayo de 2014

Lamentos del reptil


1

Al panadero el aire le da de mamar
Al cachorro la perra le da de mamar
Al gatito la gata le da de mamar
Al reptil nadie le da de mamar.

2

Vi al sol jugando con tu pelo
Oso blanco que dejas tu ojo en la nieve
Noté que quieren orinar cuando se sumergen en el océano
A mí me pasa lo mismo
cuando entro al templo.

3

Párpado de sangre tiene el hombre
Para el fuego para el agua para la luz filtrada
Párpado tiene el reptil
para la lengua para la glándula para el veneno.

4

Ofión es mi nombre
Mi madre es la madre del mundo 
¡Eurínome!
¿Me has hecho de viento o de nada?

5

Hay un dragón en una piedra glacial
Hay un dragón donde el pastor Polifemo cerró su ojo
Los más están en oriente muertos tal vez.

6

Sé que jamás podría encontrarlos aunque tuviera las coordenadas
En grados ínfimos
Sería inútil.

7

Transpira mi alma
Un lagrimal de bilis corroe la piedra
Mi color es el verde
Para ahogar las aguas que en mí viven
Verde
Para fluir para perderme.

8

A la altura de la cadera
Una garra a cada lado –brote
De la pata
Que me han cortado

Del mundo prescindo.

9

En 1962
Fue formulada la hipótesis
De que la extinción
Masiva de los dinosaurios
Fue culpa de las mariposas
Que devoraron
Todas las plantas de la Tierra

No me extrañaría
que así fuera

10

Soy tortuga verde 
Vi los ojos de pluma negra
Abriéndose en la arena
Y ellos me vieron a mí
Entrando lenta
En el interminable amnios.

11

Tengo pupila cuneiforme
Dos dimensiones
Tiene la hoja.

12

Nazco rompiendo la blanca
sangre de las adormideras
me buscan donde no estoy
para despertarme
tocan el hombro de cada planta
susurran levántate
cada mañana
meneando la esmeralda.

13

Eres viejo
Con la quietud de la hierba lunar
Podrías ser tú el lecho de la cantárida disecada
Podrías ser
  curador
El manosanta.

14

Árboles derribados
Ramas quebradas
Reptiles muertos de sequía.

15

Tíos
Y amigos de nuestros padres
Compartían vino
Pan y sobras –un órgano
De grasa oprimiendo la carne
Sólo esto recordamos
Hablaban de dinosaurios.

16

Canta gallo canta
Mi retirada del ámbar vegetal
De la resina pestilente
Canta
El hijo sin albumen
El hijo que somos
De la muerte
Del espejo
Del abismo de los enamorados.

17

Observo.
En la quilla de la farola hay insectos muertos
Polillas en la circunferencia del haz
La hoja de un relámpago entrando en las aguas

Bajo las aguas y la farola
El sapo de arqueado color.

18

No Volveré a
Beber nihonshu
Menos cuando
Estoy solo
¿Habrá
Otros como
Yo afuera?
¿Nos habremos convertido
Los dragones
En una raza triste

De borrachos?